Mengana nunca sale sin Fulana, y es que Fulana y Mengana son íntimas amigas, inseparables. ¿Quién más fue a la fiesta, cómo se llamaban? ¡Fulana y mengana! ¡Qué más da! Si no sabes quién, di que son ellas. Siempre acertarás:
– Oye, ¿con quién ha salido tu hermano?
– Pues con Fulana y Mengana
Fulana y Mengana son formas de referirse a personas de cuyo nombre no nos acordamos.
Ahora bien, ¿qué pasa si queremos mencionar a una sola persona desconocida? Resulta que la situación se complica porque “fulana” sin mengana suele referirse a “prostituta” o “zorra”:
– La dejó por una fulana = La dejó por una chica de mala reputación/ por una prostituta
Para evitarlo, habrá que decir “fulanita”:
– ¿Por qué tus padres siempre te comparan con fulanita que está estudiando Derecho en Cambridge?
Con los chicos no hay confusión: un hombre desconocido es un fulano:
– Anoche Marta trajo a casa a un fulano = trajo a un tipo desconocido
– En la calle se me acercó un fulano
Fulanito y Fulanita también son personas del montón, ordinarias e imposibles de recordar. Para acentuar esta acepción, decimos “fulanito/a de turno”:
– Ayer fui a hacerme el pasaporte.
– ¿Y…?
– Pues el fulanito de turno que me atendió tardó media hora en sacármelo.
– Ya– Esto lo sabe hacer cualquier fulanita de turno = cualquier funcionaria/secretaria sabe hacerlo