Las estructuras de igualdad indican que dos objetos, A y B, son iguales en determinado sentido. Su realización lingüística cambia en función de la categoría gramatical (adjetivo, sustantivo, verbo). En los siguientes ejemplos vamos a comparar siempre a dos personas, Ana y Belén
- Con adjetivos (alto) y adverbios (bien) tenemos dos estructuras típicas. La primera es más culta, mientras que la segunda es más coloquial:
Ana es tan alta como Belén
Ana es igual de alta que Belén
Es importante observar que si ya tenemos en mente el segundo término de comparación (Belén), sólo la segunda construcción es posible:
Belén es alta. Pero Ana es igual de alta (incorrecto Pero Ana es *tan alta)
- Con sustantivos (libro) existen dos construcciones con significado distinto:
Ana tiene tantos libros como Belén (la misma cantidad de libros, es decir, Ana tiene 235 libros y Belén también)
Ana tiene los mismos libros que Belén (los mismos autores y títulos, es decir, Ana tiene Metamorfosis de Kafka y Belén también)
- Con verbos (trabajar) existen dos construcciones que se refieren a la cantidad, y una de calidad
Ana trabaja tanto como Belén (cantidad)
Ana trabaja lo mismo que Belén (cantidad)
Ana trabaja igual de bien que Belén. Ana trabaja igual que Belén (calidad)
Como antes, la construcción tanto como no puede usarse sin el segundo término de comparación. Las dos últimas sí pueden usarse solas:
Belén trabaja muchísimo. Pero Ana trabaja lo mismo.
Belén trabaja muy bien. Pero Ana trabaja igual / igual de bien.
A veces simplemente queremos decir que dos objetos son iguales:
Ana es igual que Belén (tiene el mismo carácter, la misma cara, la misma forma de ser…)
Si son casi iguales, usamos el verbo parecerse a:
Ana se parece mucho a Belén (tiene casi el mismo carácter, una cara muy parecida…)
En cambio, si no son dos objetos sino uno, usamos lo mismo:
“Muchacha” es lo mismo que “chica” (chica=muchacha, son sinónimos)
Pensaba que eran dos hermanas gemelas, pero no, es la misma persona