Comer en España es un ritual social de los más importantes que hay: no sólo se come y se comparte la comida, sino lo que se comparte es la vida. Es más: comer solo para un español puede ser una experiencia muy triste. Todo esto se observa especialmente en las costumbres en la mesa.
Primera: "esperar a todos". No se empieza a comer hasta que se han sentado todos los invitados. Incluso si la comida era a las tres y los últimos en llegar aparecen a las tres y media. Saltarse esta norma es un atentado contra la etiqueta básica en la mesa. Al mismo tiempo es muy importante el horario de las comidas y las cenas: en España se come entre las dos y media y las tres, y está muy mal visto llegar tarde. Las cenas se sirven a partir de las ocho y media, siendo las nueve y media la hora normal para sentarse a la mesa.
Segunda: en una mesa española nunca falta pan del día. Es costumbre comprar pan todos los días.
Tercera: antes de comer hay que poner la mesa: se despeja la mesa, se coloca un mantel, unos vasos, servilletas y cubiertos para cada persona. Esto lo suelen hacer los niños, o, si no los hay, se hace entre todos (incluidos los invitados).
Cuarta: cuando se acaba la comida se sirve un postre (una fruta o un dulce) y un café. Mientras tanto los invitados a menudo ayudan a los anfitriones a recoger los platos.
Quinta: la sobremesa. Esta costumbre tan española consiste en que, cuando se han retirado los platos, todos los presentes inician unas largas conversaciones sobre cualquier tema. Se prefieren temas políticos y/o deportivos. Curiosamente, con todo, es poco habitual iniciar una conversación seria mientras se come: lo más normal es esperarse hasta el postre y el café. Esta sobremesa puede alargarse durante horas. En las reuniones más extensas la comida se junta directamente con la cena, ¡tanto llega a durar! En muchas ocasiones, sin embargo, la sobremesa puede acabar mal cuando quienes se reúnen no se llevan bien. Esto suele ocurrir en las muy temidas cenas de Nochebuena, donde es casi obligación reunirse en familia.