Dos personas se conocen, se caen bien, tienen buena química, se gustan. Uno le tira los tejos al otro, le hace ver que quiere ligar.
Si se enamoran, empiezan a salir juntos.
Los novios discuten a veces, se pelean, después hacen las paces.
A veces uno le pone los cuernos a su pareja: se acuesta con otra persona y no le cuenta lo que ha pasado, la engaña.
Si ha sido un desliz, un ataque de pasión puntual, a veces se perdona.
Si hay infidelidad, incomunicación o incompatibilidad de caracteres, uno decide romper con el otro, y se separan. A veces también cortan porque se pierde la ilusión, se han desenamorado.
Después de cortar, algunas parejas vuelven. Otras rompen definitivamente, a esto se le llama cortar por lo sano.
Si la relación es duradera y estable, pueden llegar a convivir y, si quieren formalizar las relaciones, se casan.