Las investigaciones muestran que un español medio expresa 2 veces más estados anímicos que un estadounidense y 3 veces más que un ruso. Según la encuesta de People Who, uno de cada dos españoles e italianos muestra interés y expresa apoyo a personas enfermas, mientras que en el Reino Unido lo hace uno de cada 3, y en Alemania, uno de cada 6. Y no es porque tengamos mucho carácter. Sencillamente en la cultura española expresar emociones nunca es tabú, no ocultamos lo que sentimos. Tampoco hacemos diferencia entre hombres y mujeres: está bien visto que un hombre llore de tristeza o se ría a carcajadas.
Es verdad que expresamos más estados negativos que positivos, pero es así en todas las culturas: cuando todo va bien no hace falta manifestarlo, ¿verdad? Miedos, preocupaciones, nerviosismo y agobio nos acompañan con mayor frecuencia que la sensación de estar pletórico. Entre todos los males los más diagnosticados son la depresión y la ansiedad. En 2015 dos millones y medio de españoles sufrieron depresión, lo que constituye un 5% de nuestra población. Un 4% tuvieron episodios de ansiedad. Esta patología afecta a más mujeres que hombres. El colectivo más afectado por estas enfermedades son los docentes, donde las bajas por depresión o ansiedad son tres veces más frecuentes que en el resto de las profesiones.
Sin embargo, lo que hacemos mucho es alegrarnos por los demás. Es muy normal oír un “Enhorabuena” o “Me alegro mucho por ti” incluso cuando el motivo de la alegría no es nada importante. Especialmente somos muy positivos con los niños, cuyos éxitos se marcan siempre con un “Muy bien”.