La Seguridad Social (SS) es el nombre del sistema nacional de salud de España. Cuando alguien se pone enfermo, puede ir a un médico de la Seguridad Social y no tiene que pagar dinero. Además, algunas medicinas
salen más baratas. La Seguridad Social la pagan todos los españoles con sus
impuestos.
Los extranjeros que trabajan legalmente en España y los ciudadanos de la Unión
Europea también tienen derecho a Seguridad Social. Por eso hay muchos
extranjeros que vienen a España a tratarse.
Normalmente, la gente
que está enferma va a los centros de salud, o ambulatorios, que tienen un
equipamiento menos
especializado que los hospitales. Antes de ir al médico, tienes que pedir cita en el ambulatorio de la zona en la que vives. El médico de cabecera te atiende
el mismo día o al día siguiente. Pero si tu enfermedad está relacionada con un
órgano concreto – estómago, ojos, corazón... – el médico de cabecera te va a derivar a un especialista. Para los especialistas hay listas de espera: en algunos casos hay que esperar la consulta durante meses.
En teoría, el médico debe pasar unos diez minutos con cada paciente (con algunos más y con algunos menos). Pero a veces tienen que atender a personas que vienen de urgencias, y van con retraso.
Entonces, si ven que no tienes nada grave, intentan despacharte rápido, por ejemplo:
Paciente: Hola. Tengo fiebre.
Médico: Vale. Tome pastillas. Que se mejore.
Paciente: Gracias.
Médico: Adiós. ¡Siguiente!
Tiempo total: 15 segundos. ¿No es maravilloso?
Un problema de los ambulatorios es la gente mayor, que creen que el ambulatorio es como el bar, pero gratis. A veces, hacen debates en los pasillos sobre sus síntomas:
Persona mayor 1: Pues tengo fiebre y vómitos.
Persona mayor 2: Seguramente es intoxicación. ¿Dónde compras tus huevos?
Persona mayor 1: En Mercadona.
Persona mayor 2: Te recomiendo los supermercados Ahorramás. Son más limpios. Y toma estas pastillas. A mí me vienen muy bien.
Persona mayor 1: Ah, ¿sí? Vale.
Doctor: ¡Siguiente!
Persona mayor 2: Ya no es necesario, lo he tratado yo.
En España muchísimas personas mayores viven solas, y a veces incluso llaman a una ambulancia no porque están mal, sino para hablar un poco con los enfermeros.
Si te encuentras muy mal cuando el centro médico está cerrado, puedes ir a urgencias, incluso si no eres español y no tienes tarjeta sanitaria.
Si no puedes desplazarte hasta el hospital, llamas al 112, y viene una ambulancia. Los médicos de cabecera normalmente no van a tu domicilio.