No hay mal que cien años dure
Este refrán se usa a modo de autoconsolación o para animar al interlocutor instándolo a aguantar un poco más la desgracia o el dolor. Este refrán tiene una versión más larga:
No hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista.
No hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista.
The longest day must have an end
Después de una racha de derrotas, el Atlético por fin ha remontado. No hay mal que cien años dure.
After a losing streak, Atlético soccer team has got back in at last. The longest day must have an end.