Existen dos vías para hacer una carrera universitaria en España: o bien, haciendo la Selectividad, o bien, legalizando los estudios hechos en el extranjero.
La Selectividad son exámenes que se hacen al final del Bachillerato y son imprescindibles para entrar en una universidad española. Hay dos modalidades de Selectividad: la primera está destinada a los españoles e incluye más material relacionado con la historia de España y su literatura, mientras que la segunda es más reducida y está pensada para los extranjeros que llevan poco tiempo en el país.
La Selectividad consta de dos fases. En la fase general los alumnos se examinan de Lengua Castellana y Literatura (el así llamado “comentario de texto”), Historia de España o Historia de Filosofía, Lengua Extranjera y, además, de una asignatura a elegir libremente entre las que se dan en segundo de Bachillerato. El 40% de la media obtenida en estos 4 exámenes se suma con el 60% de la nota media del Bachillerato, lo cual da una nota final de la fase general. Esta nota no caduca. Los alumnos extranjeros aportan su certificado de notas que han ido sacando a lo largo del Bachillerato traducido y legalizado para poder hacerles la media.
La fase específica es voluntaria, es decir, sólo sirve para subir la nota final de la fase general. Consta de un máximo de 4 materias, de las cuales sólo van a contar dos. Estos exámenes los hacen en función de la rama que hayan escogido en el Bachillerato (por ejemplo, los que escogieron un Bachillerato de Ciencias, suelen examinarse de Matemáticas, Física, Ciencias Naturales, etc.). La nota final de la fase específica se multiplica por 0,1 (o por 0,2, según la decisión de cada universidad, dando prioridad a las materias que le interesen). Sumando la puntuación obtenida en las fases específica y general, se calcula la nota de la PAAU (prueba de acceso a la educación universitaria). Si esta nota supera la “nota de corte” (que depende de cada comunidad autónoma, de la universidad, y que varía de año en año), el alumno entra en la universidad. De esta manera, uno puede ser admitido en Asturias y no ser admitido en Madrid, por poner un ejemplo.
Todos los exámenes son escritos (menos el de Lengua, que puede incluir una parte oral), duran una hora y media y se puntúan sobre 10. La fase general se hace en un solo día, para lo cual los alumnos normalmente se trasladan a un campus universitario, donde se examinan de las cuatro materias con un intervalo de 45 minutos entre examen y examen. La fase específica se distribuye en dos días (aunque a los alumnos puede tocarles hacer exámenes en un solo día o en dos días consecutivos).
Otra vía de entrar en la universidad es homologar el título de Bachiller original (pongamos, ruso, ucraniano, etc.) al título español. Este proceso de alguna manera cuesta más esfuerzo físico y económico, y, normalmente, se efectúa perdiendo un año, ya que la homologación tarda tiempo. Los que optan por esta vía deben primero apostillar el título original en el Ministerio de Educación de su país de origen (la apostilla es un tipo de sello que se coloca físicamente en los documentos). El alumno tiene que presentarse en el Ministerio personalmente, o autorizar a algún familiar y/o amigo para que pueda presentar su título por él. Luego, el título debidamente apostillado se presenta en el Ministerio de Educación de España, donde lo examinan y deciden si pueden homologarlo al título correspondiente español o no. En este último caso el Ministerio puede ofrecer la posibilidad de homologación después de cursar los estudios que falten. A veces el Ministerio pide la programación del Bachillerato traducida con la indicación de las asignaturas cursadas y la cantidad de horas lectivas recibidas.
Los que quieren estudiar en España habiendo ingresado ya en la universidad en su país, o con una carrera universitaria hecha, disponen de un tercer camino: la convalidación de sus estudios. Este proceso corre a cargo de la universidad, no del Ministerio, y, por tanto, es más rápido. Sin embargo, cabe entender que la convalidación sólo da derecho a cursar determinados estudios en una determinada universidad, y no equivale a ningún título oficial. Además, la convalidación total o parcial de los estudios cursados a menudo tiene que completarse con la homologación del título de Bachiller y/o de la licenciatura (5 años de carrera) o grado (4 años de carrera).