Muchas veces las cosas van mal. En este caso nos quejamos: decimos que las cosas nos van mal. Para quejarnos en general decimos:
Últimamente las cosas me van muy mal
Jo, estoy fatal, la verdad
En este momento lo suyo es preguntar qué ha pasado:
¿Qué te ha pasado?
Cuéntame
Para quejarnos de algo concreto podemos decir:
Tengo problemas con mi casa
En el trabajo todo me va fatal
Si te han pasado varias cosas malas, puedes añadir:
Tengo problemas en casa, y encima, ¡me han despedido!
Si nos cuentan algo malo, tenemos que hacer tres cosas. Primero, decimos que
nuestro amigo tiene razón y las cosas que le pasan son muy malas:
Qué faena / Qué *putada (coloquial)
¡No hay derecho!
/ ¡Si es que no hay derecho!
Tienes razón, no es justo
¡No me lo puedo creer! (esta última expresión se usa para lo bueno y
también para lo malo)
Luego le tranquilizamos, decimos que no hay que preocuparse ni ponerse
nervioso:
Tranquilo / Tranquila
No te preocupes
Por último, tenemos que darle ánimo, o sea, decir que no todo va tan mal:
¡Ánimo! / ¡Mucho ánimo!
Hay que seguir adelante
a lo que nuestro amigo va a decir:
Pues sí
Ya te digo
Si nuestro amigo no para de quejarse, le podemos decir algo como
Es mejor no darle vueltas = Es mejor no pensar siempre en
eso
Quejarnos no nos lleva a ninguna parte = Es inútil quejarse
Y si ya no quiere quejarse más, él mismo va a decir algo como
En fin = No quiero hablar más de eso